domingo, marzo 20, 2005

La educación que nos toca vivir

Hemos iniciado nuestro tránsito por la segunda mitad de la presente década. La primera del Siglo XXI.

Y la nueva sociedad prometida por los actuales líderes económicos y políticos sigue en lista de espera para muchos, mientras aumentan las guerras, el hambre, la destrucción ecológica y también, lo más grave, la desesperanza.

En nuestro país conviven junto a los "discursos del éxito", una creciente impunidad y corrupción que defiende un estado de irregularidades y de privilegios. Existe una destrucción progresiva de la ética fundada en los derechos humanos, la convivencia democrática y el respeto a la vida ciudadana.

Así, para los educadores y educadoras se transforma en una tarea monumental, cumplir con la tarea profesional que nos toca en esta sociedad: poner a los niños y jóvenes en contacto con la cultura de este nuevo siglo.

En estos momentos, nos vuelve a resonar con fuerza, las palabras animantes de Paulo Freire: "Más de una vez, los hombres, desafiados por la dramaticidad de la hora actual, se proponen a sí mismos como problema ... El problema de su humanización, a pesar de ser siempre, desde un punto de vista axiológico, su problema central, asume hoy, el carácter de preocupación ineludible ... Constatar esta preocupación implica, indiscutiblemente, reconocer la deshumanización, no sólo como viabilidad ontológica, sino como realidad histórica. Y también, y tal vez sobretodo, a partir de esta dolorosa constatación es que los hombres se preguntan sobre la otra viabilidad — la de su humanización." (Pedagogía del Oprimido).

Nuestro rol de educadores del Siglo XXI esta comenzando y la primera tarea es resignificar el proyecto de humanización del que nos habla Freire. En esta tarea tenemos que superar el solo estado de sobrevivencia en el que nos encontramos muchos y recuperar nuestra imaginación creativa para establecer nuevos vínculos con nuestros educandos y con la cultura del Siglo XXI .

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