miércoles, junio 15, 2005

El lugar de la vida cotidiana

Mi opción en estos años ha sido resignificar proyectos y compromisos personales y profesionales desde la vida cotidiana, preferentemente en espacios a escala humana.
No es tarea fácil en tiempos de hiperglobalización donde la fragmentación de las posibles regulaciones sociales que armonizarían la convivencia social se haya interdicta y desapropiada por fuerzas que dominan las fronteras con instrumentos de violencia y control.
Se hace díficil construir destinos sustentables si no se pertenece a las castas que se autoadjudican la intelligenzia y dirección de la sociedad: la importancia del trabajo en el desarrollo humano, el valor de las relaciones sociales e interpersonales para la formación de la persona, la confianza como actitud básica de pertenecer a una especie de iguales, la organización como acción humana creativa e innovadora, la perspectiva epistemológica humanizante, son desvalorizadas en las actuales esferas de poder.
Pero la inquietud de dar coherencia a nuestro ser como constructor de realidades no se apaga. Desde hace muchos años que estamos enfrentando la sobrevivencia en todas sus formas, la minorización de los intereses críticos y humanistas, la imposición de lecturas obligatorias de la realidad, la agresión transformada en negocio lucrativo, la degradación de la persona a prácticas infrahumanas, la expropiación de los lenguajes.
El pesimismo es la atmósfera que otorga el presente estado de colonización a nuestra vida cotidiana (resignación, sometimiento, miedo). Se dice que somos nosotros los que no creemos en una transformación de la sociedad.
Pero desde nuestra óptica, la vida cotidiana es más que sentido común intervenido. Tiene los rasgos de una especie de seres vivos que enfrenta creativamente su posible extinción: ¿Cómo enfrentar las inclinaciones antropofóbicas de los actuales y minoritarios "señores del poder"?, ¿Cómo acoger y sanar las heridas que las contaminaciones ideológicas actuales van dejando en nuestras relaciones humanas?, ¿Cómo construímos en conjunto, nuestro posthumanismo, dando lugar a aspectos de sustentabilidad históricamente olvidados?
Quizás sean muchas más las preguntas que tengamos que plantear hoy. Desde nuestra cotidianeidad es posible seguir haciéndolas y buscando respuestas pues, no hay otro lugar para la humanización que este. Lo demás ... son sólo pequeños estallidos que aunque ruidosos y deslumbrantes, con el tiempo se apagan sin dejar huellas en la historia de nuestro ser.

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