domingo, junio 26, 2005

Un nuevo desafío metodológico

Mucho se habla sobre los cambios que estaría sufriendo la educación en el mundo. Al calor de la neomodernización acelerada, los sistemas educativos locales se orientan hacia modalidades de adaptación que en algunos casos requieren reingenierías de fondo y en otras solo maquillajes que agraden al "cliente". Acceso a la tecnología, irrupción de "e-learning", automatización de los procesos administrativos, incorporación de especialidades "constructivistas" se mencionan como algunas de las consignas o lemas de cambio.
En todo caso, la transformación de fondo no sucede. Sabemos de la disminución ostensible de fondos para abordar desde políticas sociales, los déficits de educación en el mundo (analfabetismo principalmente). También es clara la tendencia de los países a la privatización comercial de los sistemas escolares induciendo a la construcción de identidades sociales fragmentadas dentro de los margenes de las ofertas de consumo. Las "aclamadas" estadísticas (formas de conocimiento de los burocrátas y políticos) indican una creciente desigualdad en la calidad de la educación impartida que nos permite establecer ya la presencia de una educación estratificada socioeconómicamente, discriminativa y excluyente.
Entonces, nos encontramos con un gran éxito: la demolición del proyecto de educación moderna, humanista, democrática, de vocación pública.
¿Sería un prejuicio, criticar la voluntad de los mercaderes antes de ver los resultados de sus negocios?. Es claro que para ellos, las ganancias individuales se anteponen a cualquier valor colectivo (por ejemplo, la educación). Es asunto de intereses, no de corazones.
Por tanto, el estudio y practica de la educación se encuentra en un nuevo escenario, post-moderno. Junto a las rápidas demoliciones de la "educación tradicional", se hayan las actuales edificaciones que reterritorializan la geografía educativa, con sus escasos accesos y sus altísimas exclusiones.
Estamos ante un nuevo desafío metodológico. La descripción del estado de demolición es solo un paso. Nuevas formas colonizadoras de seleccionar y transmitir la cultura se han posesionado de los espacios educacionales. Los actores educativos juegan al ritmo de nuevas reglas y sus roles han sido interdictos en torno a diversos otros lenguajes. No se trata de un proceso novedoso o innovador sino principalmente de el recrudecimiento de la eficiencia en el control social y la violencia simbólica.
Pero, las rápidas dinámicas que se suceden en estos días provocarán nuevas y cada vez más drásticas olas de destrucciones sociales y culturales. No es el fin del mundo, es el comienzo de un nuevo imperio. ¿Será acompañado de una nueva civilización o quedaremos mucho tiempo en la oscuridad de la transición?.

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